El Col·legi de Metges de Tarragona lamenta profundament la seva mort. La Junta de Govern del COMT vol transmetre el seu condol als familiars i amics.

Pere Utgés Vallespí nació el 13 de junio de 1930 en Tortosa, la ciudad que marcaría para siempre su vida personal y profesional. Aunque en su familia no había antecedentes médicos, muy pronto mostró una inclinación clara hacia la medicina, vocación que lo llevaría a convertirse en uno de los especialistas más respetados de las Terres de l’Ebre.

Realizó sus estudios de Medicina en la Universidad de Barcelona, formándose en el prestigioso Hospital Clínic. Se distinguió como un alumno brillante, y después de permanecer tres años como interno en este hospital, obtuvo el título de medicina interna.

A mediados de los años cincuenta decidió volver a su Tortosa natal, donde se estableció como médico internista en su consulta privada. En 1966 obtuvo el título de médico especialista en endocrinología y nutrición en el Hospital Sant Pau, dependiente de la Universitat de Barcelona, especialidad a la que dedicó buena parte de su vida. Como especialista en endocrinología ingresó en la Seguridad Social, y fue entonces cuando comenzó a escribir una de las historias médicas más sólidas de las Terres de l’Ebre, combinando siempre su labor pública con su consulta privada.

Su dedicación a la diabetología fue especialmente intensa. Consciente de la necesidad de mejorar la atención a las personas con diabetes, impulsó la creación de un servicio de educación diabetológica en el CAP en el que trabajaba, dependiente del Hospital Verge de la Cinta. Gracias a su insistencia y constancia -junto con el apoyo de otros profesionales-, el servicio vio la luz, inicialmente con la enfermera Riera Ciurana, educadora en diabetes. Ese logro se convirtió en una contribución clave para la mejora de la calidad de vida de muchos pacientes de la región.

En 1978, junto con los doctores Arias, Panisello, Soler Legoff y Delsors, fue cofundador de la delegación del Colegio Oficial de Médicos de Tarragona en Tortosa. El proceso no fue fácil: requirió tiempo, negociaciones y mucha determinación. Finalmente, la delegación se constituyó y el Dr. Utgés fue elegido su primer presidente, reflejo del respeto y la confianza que despertaba entre sus colegas.

Su reputación profesional trascendió Tortosa. Era muy conocido y apreciado en todas las comarcas de las Terres de l’Ebre y también en localidades del norte de la Comunitat Valenciana, como Vinaròs, Benicarló y la comarca del Maestrazgo en general. Sus pacientes lo valoraban por su rigor, su trato humano y su compromiso.

El Dr. Utgés nunca dejó de formarse. Durante muchos años viajó regularmente a Barcelona -primero, un día cada semana; después, una vez al mes- para participar en reuniones médicas en el Hospital de Sant Pau, donde compartía y analizaba casos con otros especialistas. También era miembro activo de la Asociación Catalana de Diabetis y fue el organizador del congreso anual que se celebró en Tortosa, lo que demuestra su interés constante por mantenerse al día y seguir aprendiendo. Se jubiló de la práctica privada a los 73 años.

En 1959 se casó con Maria Vallespí, originaria de Vilalba dels Arcs, en la Terra Alta. El matrimonio tuvo tres hijos, y el menor heredó la pasión de su padre y siguió sus pasos, al dedicarse también a la medicina.

Aunque la profesión ocupaba la mayor parte de su tiempo, el Dr. Utgés conservaba varias aficiones que lo acompañaron toda la vida. Desde pequeño había sido un excelente dibujante, actividad que siguió realizando de mayor con muy buena mano; también disfrutaba mucho de la lectura, el cine y las excursiones por la montaña. Le encantaba recorrer los entornos rurales de las comarcas vecinas en compañía de sus amigos, con quienes mantuvo siempre una relación cercana y leal. De hecho, fue muy amigo de sus amigos, un hombre de lealtades duraderas, de amistades que crecían con el tiempo.

El Dr. Pere Utgés Vallespí falleció el 2 de octubre de 2025 en su casa de Tortosa, la ciudad que lo vio nacer y a la que dedicó toda una vida de servicio. Su legado perdura en su familia, en los pacientes que atendió, en los profesionales que trabajaron a su lado y en la huella profunda que dejó en la medicina de las Terres de l’Ebre.

Por Álex Saldaña