La 17a Jornada d’Estiu de la Professió Mèdica, celebrada en Puigcerdà el pasado 14 de julio, en el marco de la Universidad de Verano de la Universidad Ramon Llull, tuvo como temas centrales de debate dos cuestiones de actualidad que requieren reflexión y respuestas a corto y medio plazo: por un lado, los retos demográficos de la profesión (y, más concretamente, la eventual falta de médicos en el sistema sanitario) y, por otro, la atención a los pacientes al final de la vida en una sociedad que se prevé cada vez más envejecida. La Jornada fue organizada, por primera vez, por el Consejo de Colegios de Médicos de Catalunya (CCMC) y contó con el patrocinio de Grupo Med y Chiesi.
Las previsiones demográficas de la población general indican que la esperanza de vida al nacer de las mujeres catalanas pasará de los 85,9 años de 2014 a 88,8 en 2036. Para los hombres, el paso será de 80, 4 a 83,8 años. Esto significa un aumento de 1,5 años cada diez años, según indicó el director del Instituto de Estudios Demográficos, Albert Esteve. Este incremento se traducirá, pues, «en que viviremos también más años sin salud y, por tanto, la demanda de cuidados aumentará». Según Esteve, se calcula que habrá 220.000 personas más que ahora que necesitarán cuidados debido a discapacidades diversas.
¿Demografía médica: se puede planificar?
¿Faltan médicos? El director general corporativo del Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB), Marc Soler, planteó la pregunta para la cual parece difícil encontrar respuesta. «No sé si faltan o no, lo que está claro es que hay necesidad de médicos», afirmó.
Soler va presentar la piràmide demogràfica dels metges col·legiats a Barcelona, que mostra que un terç dels professionals tenen ara entre 55 i 70 anys. De fet, les previsions del CoMB apunten que més de 9.000 metges actualment en actiu (28%) es jubilaran en els propers deu anys, sense que, de moment, s’estigui planificant com es durà a terme el necessari relleu generacional.
Soler recordó que cuesta diez años formar a un médico especialista y que, actualmente, tres de cada cuatro estudiantes que quieren cursar medicina no pueden acceder a la facultad. ¿Hacen falta, pues, más plazas de medicina? ¿Habría también que aumentar las plazas para hacer el MIR en Catalunya, teniendo en cuenta el déficit actual en especialidades como, por ejemplo, medicina de familia o anestesiología? Soler puso sobre la mesa estos interrogantes y apostó por un sistema que permita una cierta flexibilidad para adecuarse a las necesidades en cada momento.
Soler adelantó algunas propuestas del CoMB que deberían permitir adaptarse a los cambios:
- Promover una organización sanitaria más flexible (autonomía, capacidad de resolución y menos burocracia)
- Flexibilización del sistema de especialización. Troncalidad
- Flexibilidad en la jubilación
- Aumento con carácter flexible y proporcional de las plazas de medicina y de formación MIR Evaluación de necesidades por especialidades
- Mejora de las condiciones laborales y retributivas. Nuevas medidas de incentivación profesional. Promoción y evaluación de resultados
- Médicos extracomunitarios: Agilizar las pruebas de homologación de los médicos especialistas para reducir incertidumbres, y pruebas de acceso a la colegiación para los médicos que no vienen a hacer el MIR
La situación a la atención primaria
También hizo referencia a la falta de médicos de familia el doctor Lluís Esteve, tesorero del CoMB, al recordar que la estrategia ENAPISC del Departamento de Salud reconoce que en Catalunya hacen falta unos 1.500 profesionales de esta especialidad. Alertó, además, de las dificultades con que se encuentran los equipos de atención primaria (EAP) de toda Catalunya para encontrar pediatras.
Esteve apostó por empezar a aplicar medidas de carácter organizativo que contribuyan a reducir la sobrecarga y, por tanto, a mejorar la capacidad de resolución de los equipos. Medidas como reducir las tareas burocráticas, modificar el sistema retributivo de la atención primaria, dejando de penalizar a los médicos más competentes con más sobrecarga o teniendo en cuenta la localización geográfica y el turno laboral, facilitarían la captación de profesionales. Se debería, además, según Esteve, favorecer un clima adecuado de trabajo en los centros, que haga posible ejercer liderazgos y la participación de los profesionales.
La situación de los hospitales
«Las necesidades cambian y quizás hay que pensar en puentes que permitan que los especialistas puedan atender otras patologías», apuntó Ignasi Riera, director de operaciones del Parc Sanitari Sant Joan de Déu y coordinador de atención especializada de la Unió Catalana d’Hospitals (UCH). Riera destacó que, actualmente, uno de los principales obstáculos es que, a pesar del elevado grado de compromiso que el profesionales mantienen hacia los pacientes y la labor asistencial, este compromiso no se reproduce hacia las organizaciones donde trabajan.
«No se ha cuidado bastante a los profesionales», apuntó Riera, empezando por las condiciones laborales, y tampoco se ha facilitado su participación. «Los médicos hemos perdido voz en los hospitales y se ha planificado en base a lo que el presupuesto permite y no en función de necesidades», afirmó Riera. Riera apuntó varias propuestas que podrían contribuir a mejorar la situación, como que se diera más valor al papel de los médicos séniors, no sólo para aprovechar su experiencia, sino para recuperar la afección de los médicos más jóvenes. También apostó por las alianzas estratégicas entre hospitales. «Habrá que decidir qué se puede solucionar con telemedicina y qué requiere el desplazamiento de profesionales, los cuales deberán recibir algo a cambio», afirmó.