El COMT se suma a este decálogo para lograr disponer de unos entornos saludables y seguros para los más pequeños.
Los niños tienen unas características físicas, conductuales y biológicas que los hacen especialmente vulnerables a los contaminantes y otros factores medioambientales de riesgo. Los niños y las niñas no son “adultos pequeños”: presentan una inmadurez generalizada, un desarrollo neuropsicológico y cognitivo en evolución constante, una menor estatura que los hace respirar contaminantes del aire que se concentran alrededor del metro de altura y por si no fuera poco, no pueden decidir sobre el entorno donde viven. La exposición a la contaminación atmosférica relacionada con el tráfico motorizado se relaciona con múltiples impactos en salud – ya desde la época prenatal- como el retraso en el desarrollo cognitivo, afección de vías respiratorias superiores, aumento de neumonías, alteraciones en el sistema endocrino, relación con el cáncer infantil o el asma, actualmente una de las enfermedades crónicas más frecuentes en niños y adolescentes. Los accidentes de tráfico son una de las principales causas de muerte prematura en niños y jóvenes a nuestro país. La superficie urbana dedicada al tráfico motorizado ocupa cerca del 60-70% del espacio público, mayoritariamente asfaltado, que contribuye al efecto isla de calor, arrincona espacios protectores de la salud como las zonas verdes y azules, y no promueve una movilidad activa. El entorno donde la infancia vive, crece, aprende y juega tiene una gran repercusión en todas las esferas de su salud.
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Por estos motivos, desde el Grupo de Trabajo de Salud Medioambiental de la Sociedad Catalana de Pediatría se insta a la administración (en general y a la local en particular), y a los responsables en planificación urbana, movilidad, salud y educación, a llevar a cabo acciones urgentes en 3 grandes ejes interconexionados:
- Reducción de la contaminación, atmosférica y acústica y la accidentalidad relacionada con el tráfico.
- Fomento de la movilidad activa para el desplazamiento en los centros educativos.
- Aumentar el contacto con la natura.
Decálogo para un entorno escolar seguro y saludable:
- Pacificar el tráfico en los entornos escolares, priorizando la peatonalización y la restricción del tráfico motorizado, así como promover un cambio generalizado hacia el modelo de “Ciudad 30” para reducir de manera efectiva la velocidad del tráfico a todo el viario urbano.
- Creación de caminos escolares y carriles bici anchos y segregados para favorecer la movilidad escolar activa y promover la llegada en el centro educativo y la salida de manera autónoma y segura.
- Priorizar la proximidad en el centro escolar como criterio básico del área escolar, en beneficio de la infancia y de toda la comunidad para disminuir el número de desplazamientos motorizados diarios y promover la movilidad activa.
- Sustituir aparcamientos para coches de las calles contiguas en los centros educativos por aparcamientos para bicicletas, patinetes y zonas de espera, de encuentro y juego en el espacio público con arbolado, vegetación y agua, así como crear parkings de bicicletas y patinetes adentro de los centros educativos. Recomendamos la utilización de autobuses eléctricos en las líneas escolares.
- Monitorizar las aulas: instalar sensores de calidad del aire y acústica como una herramienta pedagógica y de mejora de la salud. Los valores de referencia que motivarán medidas correctoras serán los de la Organización Mundial de la Salud.
- Naturalizar los patios escolares y los entornos escolares con arbolado y plantas que contribuyan a mejorar la calidad ambiental proporcionando sombra, frescura y color en estos espacios, y mitiguen el efecto isla de calor (refugios climáticos). Aplicar principios de resiliencia arquitectónica y urbana para adaptar la escuela y su entorno al cambio climático.
- Realización de la actividad lectiva y no lectiva al aire libre siempre que sea posible (trasladar el aula a entornos naturales próximos en el centro educativo como mínimo una vez a la semana).
- Puesta en marcha de iniciativas como la de “Entornos sin humo” o “Clase sin humo” para favorecer la eliminación de la exposición al humo ambiental del tabaco a los entornos inmediatos de los centros educativos y prevenir el tabaquismo antes de la adolescencia, así como trabajar en actividades preventivas al ámbito del consumo de alcohol y otras drogas.
- Establecer planes de salud medioambiental escolar para cada centro, con un diagnóstico escolar y con la participación de toda la comunidad educativa e incorporando la salud medioambiental al currículum escolar.
- Incluir expertos y afectados en las decisiones en relación con la movilidad y los entornos escolares seguros y saludables e integrarlas en la redacción de los POUM (Planes de Ordenación Urbanística Municipal) y los PMUS (Planes de Movilidad Urbana Sostenible). Mediante estas acciones queremos conseguir unas condiciones equitativas, saludables y seguras alrededor de todos los centros escolares con el fin de promover un presente que garantice el mejor futuro por nuestra infancia, favoreciendo su desarrollo y preservando su salud.
Mediante estas acciones se quiere conseguir unas condiciones equitativas, saludables y seguras alrededor de todos los centros escolares con el fin de promover un presente que garantice el mejor futuro por nuestra infancia, favoreciendo su desarrollo y preservando su salud.
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