En la Semana Mundial de la Incontinencia Fecal, que empieza el lunes 19 de junio, la sección de coloproctología del Servicio de Cirugía General quiere potenciar la visibilización de esta situación invalidante, de la cual aseguran que hay tratamiento.
La sección de coloproctología del Servicio de Cirugía General y Digestiva del Hospital Joan XXIII participa, un año más, en los actos de la Semana Mundial de la Incontinencia Fecal, para potenciar, difundir y visibilizar una situación invalidante que se puede tratar.
El Hospital Joan XXIII hace 12 años que creó la Unidad de Incontinencia Fecal, que en los últimos años se ha incorporado al grupo multidisciplinario de la patología del suelo pélvico, junto con los servicios de Rehabilitación, Obstetricia y Ginecología, y Urología. Durante este tiempo, la Unidad ha tratado más de 550 personas, de entre 60 y 65 años de media y entre el 70-75% de los casos han logrado una mejora significativa en la calidad de vida.
El especialista de la Unidad, el Dr. Francesc Feliu, explica que, en primer lugar, “hay que clasificar bien el tipo de incontinencia, puesto que no todas tienen ni el mismo origen ni la misma causa ni la misma severidad”. Para evaluar bien la incontinencia fecal, primero se tiene que hacer una anamnesis dirigida y una exploración física anoperineal del paciente. Después se tiene que estudiar la severidad y la implicación en su calidad de vida, mediante una serie de escalas y cuestionarios. También se hace una ecografía endoanal y otras pruebas complementarias.
Las causas de la incontinencia fecal son diversas: de origen quirúrgico (cirugías proctólogas de hemorroides o fístulas, cirugías rectales de tumores, entre otros), de origen obstétrico, de origen neurológico (sobre todo neurodegenerativas y traumáticas), o bien relacionada con algún proceso digestivo (colitis, patología intestinal inlamatoria, cuadros de diarrea crónica, etc.). Sin embargo, más de la mitad de las personas atendidas a la Unidad durante estos años presentan un origen multifactorial, sin ningún tipo de lesión anorectal demostrable, y desarrollan una incontinencia fecal leve o moderada a partir de la sexta década de la vida. Este subgrupo de pacientes son los que presentan un mejor porcentaje de éxito al tratamiento conservador, que consiste a adecuar la dieta (baja con fibra vegetal), mejorar los hábitos defecatorios y hacer terapias de rehabilitación del suelo pélvico con técnicas de bioretroalimentación y neuromodulación del nervio tibial posterior.
Los pacientes refractarios al tratamiento conservador y alguno otro grupo etiopatogénico más específico (como los pacientes con disfunción defecatoria asociada al tratamiento por cáncer de recto mediano/bajo) pueden ser tributarios para recibir terapias más invasivas como la electroestimulación de raíces sacras que, desde el año 2017, se hacen en el Hospital Joan XXIII y los pacientes ya no tienen que desplazarse a centros de referencia de Barcelona.
La Unidad de Incontinencia Fecal del Hospital hace reuniones periódicas (cada dos o tres meses) con la Asociación Española contra la Incontinencia Fecal (ASIA). La presidenta de la Asociación, Àngels Roca, asegura que “en estas reuniones captamos siete u ocho pacientes nuevos” y añade que “tendrían que llegar más pacientes a las unidades especializadas y hay que concienciar del hecho que hay tratamiento para estas personas”.