– El grupo, impulsado por el Consell de Col·legi de Metges de Catalunya, nace como espacio de colaboración con profesionales de diferentes disciplinas que, a pesar de no ser estrictamente sanitarias, cada vez tienen más presencia en el ámbito de la salud.

– La doctora en física Clara Prats preside la comisión gestora del GIPS, que promoverá el trabajo conjunto entre profesionales sanitarios y otros perfiles por la mejora de la salud de las personas.

La sede del Col·legi de Metges de Barcelona (CoMB) acogió, el pasado 16 de junio, el acto de presentación del Grup Interdisciplinari de Professionals vinculats amb la Salut (GIPS). Se trata de un proyecto impulsado por el Consell de Col·legis de Metges de Catalunya (CCMC) con vocación de devenir un espacio de participación y colaboración de los médicos y médicas con profesionales de varias disciplinas, tanto sanitarias, como otras que, a pesar de no ser estrictamente médicas o asistenciales, tienen cada día más presencia en el diagnóstico, terapéutica y prevención de enfermedades (bioingenieros, bioinformáticos, biofísicos, biólogos, titulados en biomedicina o ciencias ambientales, bioquímicos, etc.). El acto contó con la participación de profesionales de formación diversa que expusieron proyectos concretos de colaboración que se encuentran actualmente en marcha. Todos coincidieron a augurar un futuro lleno de retos y de oportunidades en que el trabajo interdisciplinario será cada vez más necesario e imprescindible.

En esta línea y tal como afirmó a la presentación del acto el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB) y del CCMC, Jaume Padrós, el GIPS nace con la voluntad de ser “una iniciativa fructífera para los médicos y para el resto de profesionales que trabajan en el ámbito de la salud”, en un momento en que “la sociedad y la sanidad catalanas necesitan flashes de esperanza” y en que “hay que compartir valores y adaptarlos a las necesidades actuales”. La pandemia de COVID-19 ha dejado una grave crisis sanitaria, social y económica, pero a la vez, tal como recordó la doctora en Física aplicada y flamante presidenta de la comisión gestora del GIPS, Clara Prats, la pandemia también “ha sido el acelerador de otras muchas cosas y ha puesto en evidencia la necesidad de trabajar de manera colaborativa”.

Prats destacó que este trabajo interdisciplinario, que ya hace años que se palpa en los centros sanitarios y que ha dado lugar a tecnologías que ya son una realidad (como el diagnóstico por la imagen, los quirófanos robotizados, la impresión 3D o la ingeniería de tejidos), y necesita un impulso que ayude a “superar las barreras de lenguaje y ciertos prejuicios” que todavía existen. Se trata, según Prats, de un “trabajo con un objetivo común que requiere respeto, confianza, humildad y honestidad” por parte de todos los profesionales que participan. Ninguna disciplina no dispone ni de la capacidad ni del conocimiento para resolverlo todo.

El médico traumatólogo y miembro de la comisión gestora del GIPS Ferran Fillat dio a la intervención del director del Instituto de Bioenginyeria de Cataluña (IBEC), Josep Samitier, quién profundizó en la idea de la necesidad de “romper fronteras para resolver problemas”. En una conferencia que tituló Transdisciplinariedad: 21 letras por un nuevo mundo, Samitier puso ejemplos de diferentes ámbitos de investigación con aplicaciones en salud en los cuales ya se están rompiendo los límites de disciplinas específicas, como, por ejemplo, la nanotecnología: “Cuando vayamos al ámbito del más pequeño, ya no sabemos si estamos haciendo física, biología o ingeniería”, afirmó. “También el estudio del cáncer requiere un abordaje extremadamente complejo que exige conocimientos biológicos y químicos, pero también de física o de ingeniería”, añadió.

Samitier recordó que los adelantos en salud que seguirán viniendo de la mano de tecnologías como, por ejemplo, la reprogramación celular, la creación de modelos humanizados in vitro, la realidad virtual, la impresión 3D, la inteligencia artificial, la robótica o la nanotecnología tienen que servir, en definitiva, para hacer frente a los nuevos retos en salud, y muy especialmente, al que tiene que ver con un cambio radical del concepto de envejecimiento.

Experiencias de colaboración éxito

La sesión continuó con una mesa moderada por el cirujano general y miembro de la comisión gestora del GIPS Ramon Vilallonga, en la cual se presentaron dos experiencias de colaboración interdisciplinaria que ya se están llevando a cabo con éxito en Cataluña, Nuria Montserrat, bioenginyera del IBEC, presentó el proyecto de desarrollo de tejidos Bioprinting, a través del cual están trabajando en la creación de organoides, y que cuenta con la colaboración de la Organización Catalana de Trasplantes (OCATT). Los organoides son microórganos que reproducen buena parte de las propiedades de los órganos reales y que permiten estudiar y comprender el desarrollo de enfermedades. Los adelantos en esta tecnología abren unas posibilidades enormes, pero también plantean implicaciones éticas que requieren una reflexión específica de profesionales expertos. En este sentido, el director del OCATT, Jaume Tort, puso sobre la mesa el paso de un modelo clásico, basado en la donación altruista de órganos para su trasplante, hacia otro modelo mucho más complejo que “puede abrir la puerta a la mercantilización de las sustancias de origen humano”. Uno de los grandes retos será, por lo tanto, pensar cómo se garantiza la sostenibilidad del sistema, así como la equidad y la accesibilidad por parte de los pacientes.

La segunda experiencia llegó de la mano de Alfons Carnicero, ingeniero biomédico, CEO y cofundador de la start up Able Human Motion, y de Mark Wright, fisioterapeuta y especialista en tecnología del Instituto Guttmann. La colaboración entre ambos equipos y la Universidad de Heildelberg ha permitido trabajar en el desarrollo de un exoesqueleto de nueva generación para pacientes lesionados medulares. que, no tan solo tiene un coste muy inferior (aproximadamente un tercio del coste de los exoesqueletos habituales), sino que, además, es mucho más ligero (reduce el peso en la mitad) y requiere, por lo tanto, mucho menos esfuerzo por parte del terapeuta. Este prototipo, que ha sido probado con un centenar de pacientes, “es más accesible y permite una rehabilitación más intensa y más eficiente”, según explicó Carnicero.

Para acabar el acto, Clara Prats presentó los grupos de trabajo con los cuales se estrena el GIPS y los profesionales que los coordinarán, todos ellos miembros de la comisión gestora:

  • Grupo de trabajo buena praxis. Estará coordinado por el ingeniero industrial Marc Pérez Pey, quién avanzó que el objetivo del grupo será ayudar a innovar de manera eficiente, promoviendo la busca de soluciones con aplicabilidad práctica y poniendo en el centro el beneficio y el interés de los pacientes.
  • Grupo de trabajo de formación. Estará coordinado por la médica pediatra Iolanda Jordan, y tiene el objetivo de detectar ámbitos que requieren formación y mecanismos de acreditación, ámbito en el cual lo CCMC tiene amplia experiencia.
  • Grupo de trabajo de intercambio de experiencias y conocimiento. Estará coordinado por la ingeniera biomédica Georgina Vidal, y creará un espacio de debate y red que permita la puesta al día de las necesidades de cada sector, nuevas ideas, etc.
  • Grupo trbajo de emprendimiento. Estará coordinado por la ingeniera de diseño industrial Maria Visa, y trabajará para potenciar un ecosistema de emprendimiento ofreciendo apoyo a las empresas, básicamente logístico y administrativo.
  • Grupo de trabajo de relaciones institucionales. Estará coordinado por la biofísica Núria Gavara, quién insistió en “trabajar la interdisciplinariedad día a día, ya desde las facultades”.

El GIPS está abierto a la participación de todos aquellos profesionales, las tareas y funciones de las cuales estén relacionadas de manera directa o indirecta con la salud de las personas y que quieran formar parte. Las inscripciones se pueden hacer a través del formulario habilitado en el espacio web del GIPS.