El Col·legi de Metges de Tarragona lamenta profundament la seva mort. La Junta de Govern del COMT vol transmetre el seu condol als familiars i amics.

Elisa Jiménez Cortés nació el 24 de abril de 1947 en Zaragoza, en el seno de una familia numerosa. Ya desde pequeña demostró tener una gran fortaleza y fue una niña muy vital. Jamás permitió que el defecto que sufría en su pierna desde que nació le impidiera ser una más, por lo que participaba en todos los juegos que practicaban sus compañeros y llevaba a cabo todo tipo de actividades, lo que en ocasiones causó más de un quebradero de cabeza a sus profesores.

A medida que fue creciendo, también lo hizo en ella la vocación por la medicina. No se trató de una fiebre pasajera ni de un capricho de adolescente; cursó sus estudios en la Facultad de Medicina de Zaragoza e hizo de esta ciencia su pasión. Fue allí, cuando estudiaba la carrera en Zaragoza, donde conoció a José Antonio Azua Berra, quien poco después se convertiría en su marido. De esa unión surgió una preciosa familia, con la llegada de dos hijos, Marta, quien también se decantó por la medicina, y Pablo, que prefirió la abogacía, y cuatro nietos: Javier, Natalia, Ignacio y Paula.

Elisa se decantó por la especialidad de Radiodiagnóstico, a la que se dedicó, de la mano del profesor Solsona, en el Hospital Materno Infantil de Zaragoza. Fue precisamente el doctor Solsona el que recomendó al doctor Uriel, jefe de Pediatría de Tortosa que a finales de 1976 buscaba un radiólogo para ese servicio, que fichara a Elisa, pues la consideraba la persona ideal para ocupar ese puesto.

En aquellos momentos, el Hospital Virgen de la Cinta de Tortosa era muy nuevo y el Servicio de Radiodiagnóstico, muy precario. Elisa contribuyó a su crecimiento con el paso del tiempo. También creció ella como profesional, hasta el punto de que llegó a ejercer como jefe de sección durante muchos años, siendo también jefe de servicio, en funciones, otros tantos años.

Durante todo este tiempo trabajó arduamente por y para su servicio, consiguiendo una ampliación considerable del mismo. Una ampliación que no solo se tradujo en un incremento del espacio físico que ocupaba en el Hospital, sino también en un aumento considerable de la capacidad tecnológica y de personal.

Muy querida y valorada por todos los que tuvieron la suerte de trabajar a su lado, se jubiló en el año 2012, cuando regresó a residir en su Zaragoza natal junto a su marido, sus hijos y sus nietos, a quienes dedicaba todo su tiempo con una enorme devoción.

Su dilatada y exitosa trayectoria ejercida en las Terres del Ebre como especialista en radiodiagnóstico le hizo acreedora, en 2019, a una de las medallas de oro que otorga el Col·legi Oficial de Metges de Tarragona en reconocimiento a la entrega y la calidad con que desarrolló su profesión. 

A pesar de toda esa fortaleza y esa vitalidad que demostró a lo largo de los años y de haber luchado contra una dura enfermedad, lamentablemente hubo que despedirla el 12 de mayo de 2025, a la edad de 78 años, gran parte de ellos dedicados a la medicina.

Por Álex Saldaña