Mª Rosa Solà
Col. nº 4301188

Si queremos una mejor atención en salud, debemos hacer las cosas de manera diferente. Este fue el comentario espontáneo de una paciente en mi consulta en el hospital. Como me hizo reflexionar, quiero compartir en Galens con todos, compañeros y compañeras, algunas reflexiones sobre la atención sanitaria a las personas con las que estamos comprometidos.

Vivimos un momento social que ofrece nuevas oportunidades para ajustar barreras y facilitadores, es decir, adaptar el sistema de salud a las necesidades tanto de los pacientes como de los profesionales que trabajamos en él. En 2024, el Gobierno catalán ha creado el Comité para la Evaluación, Innovación y Reforma Operativa del Sistema de Salud (CAIROS) con la intención de innovar. Esta iniciativa detecta las deficiencias del sistema, reconoce la necesidad de cambios y se propone impulsarlos, confirmando que los problemas que vivimos día a día como profesionales no son solo percepciones subjetivas: CAIROS identifica las dificultades y plantea soluciones.

La reforma del sistema de salud pasa por reconocer el trabajo de los profesionales y mejorar la coordinación entre los niveles asistenciales.

En cualquier caso, las personas involucradas profesionalmente en el sistema –como vosotros, compañeros y compañeras, y como yo misma– tenemos mucho que decir para lograr unos servicios sanitarios de calidad para toda la ciudadanía.

Mi opinión –que sé que comparto con muchos de vosotros– es que el sistema debe reconocer el buen trabajo de los profesionales. La dedicación y la energía que aplicamos a velar por la salud van mucho más allá de lo que nos sería exigible en el contexto de las obligaciones laborales básicas. Los médicos y médicas necesitamos que este compromiso con los pacientes y con las instituciones –un compromiso que es profesional, pero también personal– cuente con el apoyo de la sociedad y el reconocimiento explícito de los gobernantes. En este reconocimiento, es clave tener presente que el sector médico incorpora mucho talento femenino. Hoy en día, la consolidación de las mujeres en tareas de prevención y cuidado –con el apoyo y la corresponsabilidad de muchos compañeros hombres– impregna los servicios de salud de un enfoque femenino que los acerca especialmente a los usuarios. La consecución de este hito no solo favorece la integración laboral de las mujeres, sino que también mejora la calidad de los servicios y aumenta la satisfacción de los pacientes.

Otra de las claves es garantizar una coordinación efectiva entre los diferentes niveles asistenciales: atención primaria, hospitalaria y servicios sociosanitarios. Demasiado a menudo, los pacientes se encuentran con duplicidad de pruebas, demoras innecesarias o una falta de comunicación fluida entre profesionales. Esta situación genera frustración entre los usuarios y supone un desperdicio de recursos que el sistema no puede permitirse. Para solucionarlo, es necesario desarrollar mecanismos estructurados que promuevan la colaboración entre niveles asistenciales. Esta mejora no solo optimizará los recursos, sino que también hará el sistema más eficiente y sostenible, además de mejorar la experiencia de los pacientes. Habría que introducir –como el uso de la inteligencia artificial– nuevas herramientas para avanzar en este sentido. En cualquier caso, el sistema debería esforzarse por escuchar al usuario y detectar cuáles son sus necesidades reales en materia de salud. Es fundamental prestar especial atención a las personas mayores, que hoy en día son los principales usuarios del sistema sanitario. Identificar sus necesidades, adecuar los servicios y aplicar soluciones efectivas contribuirá a una sociedad más sana y a un sistema más eficaz. La investigación participativa puede ser una herramienta clave para lograrlo.

La Generalitat deberá abordar la mejor manera de integrar en el sistema de salud a los profesionales que se han formado en los centros docentes de Cataluña. Si en el curso 2023-2024 hay 9.000 nuevos estudiantes de medicina –6.945 en universidades públicas y 2.118 en privadas– y actualmente el número total de estudiantes de medicina es de 44.666, es difícil entender por qué en nuestros hospitales y centros de salud siguen faltando médicos y médicas.

Sea como sea, no solo necesitamos más recursos humanos y económicos –que los necesitamos, sin duda–, sino que, para obtener resultados diferentes y más adecuados a las necesidades actuales de las personas, es imprescindible tener en cuenta la opinión de todos los implicados: usuarios y profesionales. Si escuchamos estos puntos de vista, quizás encontremos nuevas formas de abordar los problemas de siempre con herramientas y enfoques distintos. Así, el consejo de mi paciente –¡tan lúcida!– no caerá en saco roto.