Los pacientes de referencia del Hospital que necesitaban estas intervenciones tenían que desplazarse al Hospital Universitario Vall Hebrón, en Barcelona.

El Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona ha empezado este mes de marzo a hacer implantes de válvulas aórticas mediante catéteres, intervención conocida como Transcater Aortic Valve Implantation, implante transcatéter de la válvula aórtica (TAVI). Los dos pacientes intervenidos, de 82 y 87 años, se han recuperado con normalidad y ya tienen el alta hospitalaria. Desde hace más de cinco años, los pacientes de referencia del hospital tarraconense que necesitaban esta intervención ingresaban en el Hospital Universitario Vall Hebrón de Barcelona, a pesar de que el procedimiento lo realizaban los profesionales del Hospital Joan XXIII dentro de la unidad experta de Vall de Hebrón. Durante este tiempo las intervenciones realizadas habían obtenido buenos resultados. Recientemente, el CatSalut ha aprobado una instrucción con una autorización exprés en que aprueba que estos procedimientos se lleven a cabo en el hospital de Tarragona.

El jefe de servicio de Cardiología del Hospital Joan XXIII, el doctor Alfredo Bardají, explica que “la previsión es realizar unas 30 o 40 intervenciones el año, de momento, porque en un futuro aumentará la franja de edad de los pacientes que se puedan someter”. Actualmente, estas intervenciones se hacen a pacientes de más de 80 años, pero se prevé que en un futuro próximo aumenten estas indicaciones a pacientes a partir de los 70 años. Además, “se trata de una técnica con mucho futuro, porque ya se está empezando a trabajar en el tratamiento percutáneo con otras patologías valvulares” explica el doctor Mohsen Mohandes, cardiólogo intervencionista. Actualmente se realiza la intervención para sustituir la válvula aórtica, pero ya se está trabajando para poder hacerlo con otras válvulas del corazón como la mitral o la tricúspide.

La intervención se hace al paciente sedado, pero despierto. Se trata de introducir una válvula biológica dentro del coro, para sustituir la válvula aórtica sin la necesidad de realizar cirugía cardíaca. La especialista del Servicio de Cardiología, la doctora Cristina Moreno, explica que “para colocar la válvula se accede por la arteria femoral, con un catéter, y la válvula, que está plegada, se lleva hasta el corazón donde se despliega en el lugar exacto donde tiene que ir”. Esta válvula biológica (obtenida del cerdo) está integrada en una malla de un material que permite que se pliegue y se despliegue sin problemas al retirar el catéter. La precisión tiene que ser milimétrica a la hora de colocar la válvula. Cómo se ve en el dibujo, la válvula nueva aplasta la válvula que ya no funciona cuando se abre la malla, cosa que permite que la válvula biológica haga su función de abrirse y cerrarse según la presión sanguínea.


Habitualmente, los síntomas de los pacientes que requieren esta intervención son el ahogo y el dolor con el esfuerzo físico. Es muy importante el proceso de selección de los pacientes, que incluye muchas pruebas cardíacas generales y una evaluación cardíaca exhaustiva, puesto que no todos los pacientes son susceptibles de recibir este tratamiento. El postoperatorio de esta intervención es más leve y rápido que con una cirugía abierta de corazón.