El Col·legi de Metges de Tarragona lamenta profundament la seva mort. La Junta de Govern del COMT vol transmetre el seu condol als familiars i amics.
Data neixement
26/09/1946
Data defunció
05/06/2025
Especialitat
Cirugia
Josep Maria Solé Poblet nació el 26 de septiembre de 1946 en Tarragona, una ciudad de la que se declaró un enamorado entusiasta -«mi pueblo, mi ciudad, mi patria chica. Me honra haber nacido en una ciudad patrimonio del mundo, imperial y eterna», decía- y de la que solo se alejó para cursar sus estudios de Medicina, primero en Zaragoza, donde hizo la carrera con idea de convertirse en ginecólogo, aunque luego se decantaría por la cirugía, especialidad que realizó en Barcelona, para regresar a su Tarragona en 1971, ya para quedarse.
A eso contribuyó, sin duda, el amor que sentía por Helena, una joven que formaba parte de su mismo grupo de amigos de Tarragona y con la que empezó a salir cuando apenas eran unos adolescentes: él tenía 17 años y ella, 14. Tan enamorado de Helena estaba que durante los años que duraron sus estudios en Zaragoza no dejó de viajar a Tarragona siempre que tenía ocasión. Y si esta no se le presentaba, él se la buscaba; tenía tantas ganas de ver a su novia que no dudaba en apuntarse en el autobús de cualquier organización maña que por la razón que fuera venía a Tarragona. Así que no es de extrañar que, una vez finalizados sus estudios y regresado a su ciudad natal, se casara con Helena, en el año 1972. Apenas un año y medio después, en 1974, nació Natàlia, la primera hija del matrimonio. Después llegarían Beatriz y Josep Maria.

La pasión por la medicina surgió en él de forma, digamos, espontánea, toda vez que no tenía ningún precedente en la familia, ningún antecesor que se dedicara a esta rama de la ciencia. Fue el mayor de los tres hijos de un matrimonio formado por un padre banquero y una madre que ejerció como ama de casa. Y tampoco pudo comenzar una saga, pues ninguno de sus hijos siguió sus pasos: Natàlia se decantó por la Filología Inglesa, Beatriz eligió Turismo y Josep Maria, aunque dudó entre estudiar Medicina o Fisioterapia, finalmente fue aconsejado por su propio padre para que, si no estaba convencido, se dedicara a la Fisioterapia. Y le hizo caso.
Sin embargo, Josep Maria Solé Poblet se entregó al ejercicio de la Medicina con esa pasión de quienes logran conciliar su hobby con su profesión. De hecho, quienes le conocen coinciden en que si la enfermedad se lo hubiera permitido habría seguido operando hasta el último de sus días. Inició su andadura profesional como residente en el hospital de Santa Tecla, donde luego llegaría a ser jefe de Cirugía, entre 1986 y 1991, y de Urgencias, desde 1991 hasta 1993. También creó y dirigió en esta institución la Unitat de Patologia de la mama. Posteriormente se dedicaría a la medicina en el campo privado.
Ejerció su profesión demostrando una gran amabilidad y empatía con los pacientes, ganándose su agradecimiento y cariño, hasta el punto de que era habitual que muchos de ellos le invitaran a su casa a comer años después de haber sido operados por él. Quienes trabajaron a su lado y acabaron convirtiéndose en amigos le recuerdan como un cirujano muy intenso, como un hombre que realmente disfrutaba con el ejercicio de su profesión. Tanto, que en ocasiones recibía llamadas a horas intempestivas de la madrugada y no dudaba en saltar de la cama para acudir a operar al paciente en cuestión.
Y es que para él la medicina era algo sagrado que, como tal, merecía un respeto. Por eso no dudó en echar de su consulta a un joven de veinte años que se presentó ante él con un “qué pasa, tío” a modo de saludo. Ese afán por intentar dignificar la profesión médica le llevó a ejercer diversos cargos institucionales, como presidente del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona entre 2004 y 2008, presidente del Consell de Col·legis de Metges de Catalunya y de la delegación tarraconense de la Acadèmia de Ciències Mèdiques de Catalunya i Balears.
Su otra gran pasión fue Tarragona, cuya cultura quiso promover desde diversos ámbitos y con un gran compromiso, siendo muy activo en el tejido asociativo de la ciudad. De hecho, presidió el Club Tennis Tarragona -un deporte, el tenis, que practicaba con notable talento; también jugaba al golf-, el Rotary Club, la Associació Amics del Llorito y la Agrupación d’Associacions de la Setmana Santa, una fiesta que, en palabras de su hijo Josep Maria, “le volvía loco, no tanto en su aspecto religioso, aunque era creyente, como por su faceta cultural y su capacidad para vertebrar a mucha gente de la ciudad”. En efecto, una imagen que muchos tarraconenses tienen grabada es la de Josep Maria Solé Poblet llevando el Cristo con gran fortaleza en la procesión de Viernes Santo.
Pero si su imagen pública se correspondía con la de un hombre muy serio y con un marcado sentido institucional, de puertas para adentro era un amante de los chistes y las bromas y un hombre tremendamente familiar que no dudaba en sacrificarse para que los suyos estuvieran siempre bien y no les faltara de nada.
Aquejado por una enfermedad neurodegenerativa, Josep Maria Solé Poblet falleció el 5 de junio de 2025, dejando muchos amigos y un legado profesional y humano imborrable.
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